Insentiva

¿Cómo se puede ser feliz en medio del caos?

Es una pregunta que me hago constantemente porque considero que el deseo más importante que tenemos como seres humanos es ser felices pero parecería que esta meta es muy difícil de lograr. Parece que es más fácil parecer feliz que en realidad serlo.

Evidentemente no existe una medida universal para declarar que alguien es feliz que alguien que no lo es. Si ponemos un ejemplo, digamos que le preguntamos a alguien por la calle si es feliz, quizá responda de forma sincera o no, nunca vamos a poder meternos a la cabeza de la persona y comprobar de forma inequívoca que lo que dice es verdad o mentira.

Sin embargo, esa no es la cuestión de la pregunta porque en realidad la felicidad es una definición personal, un constructo si es que se quiere que se sostiene por influencias culturales, sociales, políticas, económicas, religiosas, morales y experiencias personales. En la actualidad hay muchos estudios sobre la felicidad, que han sido impulsados por la psicología positiva. Pero la intención de este texto no es hacer una lista de autores ni de términos difíciles de entender.

La idea es que pueda dar cierta claridad por donde podemos empezar nuestra búsqueda de la felicidad. En primer lugar podemos decir que si vemos nuestro desarrollo desde el momento en que nacemos, podemos notar que sentimos alivio cuando nuestras necesidades son satisfechas y sentimos malestar cuando nuestras necesidades son insatisfechas. ¡Guau! ¡Tremendo descubrimiento! Esto lo sabemos todos, basta con que veamos un bebé, cuando empieza a llorar, significa que algo necesita (esto puede ser alimento, abrigo, aseo, amor o las 4A que alguna enfermera me enseñó).

La satisfacción de necesidades no es igual a estar felices, pero es un inicio. Como mencioné no existe una definición universal de felicidad, ni siquiera la definición de diccionario podemos considerar que es universal ya que la definición que proporciona ChatGPT es «un estado emocional positivo y duradero en el cual una persona experimenta satisfacción, alegría y bienestar», es decir que prácticamente no nos dice nada.

Pero no importa, la felicidad es un estado subjetivo y lo importante es que uno haga el esfuerzo por definirla, en este punto valdría hacer la pregunta: ¿Qué me hace feliz? ¿Qué realmente me hace sentir felicidad? Esto debería ser el objetivo principal a responder desde que somos pequeños. Desde la educación tradicional nos empiezan a llenar de ideas, conceptos que algunos sirven, otros definitivamente ni siquiera los recordamos (ya voy más de 30 años sin usar el trinomio cuadrado perfecto), sin embargo, es muy raro que nos pregunten seriamente sobre lo que nos da felicidad en la vida.

Aunque si un niño toma un objeto con sus manos puede manifestar una emoción de alegría (obviamente solo lo sospechamos por la sonrisa en su rostro) pero no podemos saber si es realmente felicidad lo que siente ese niño. A lo mejor si le preguntamos si se siente feliz cuando tiene el mencionado objeto en la mano, si tiene su lenguaje desarrollado muy probablemente diga que sí. Aunque si es un niño con dificultades en su desarrollo (autismo o quizá psicosis infantil) puede que responda de forma diferente.

En definitiva no tenemos una idea clara de las emociones que sentimos porque desde que somos pequeños no nos ayudan a descifrarlas. Sin embargo cuando ya somos adultos se espera que ya tengamos un mejor entendimiento de las emociones propias aunque no siempre es el caso. Muchas veces nos enfrentamos a ambientes hostiles o sociedades que no promueven la búsqueda activa de la felicidad, más bien lo que sucede es que nos incitan a volvernos esclavos al sistema financiero que nos hace miserables porque su ganancia es que vivamos bajo su cadena y la idea con este corto texto es que germine la idea de bienestar.

(Yo sé otra palabra que se ha oído muchísimas veces. Parecería que felicidad, alegría y bienestar están en la misma constelación). Pensemos el caso de un joven que está por terminar el colegio y se enfrenta a la pregunta de estudiar una carrera universitaria, un desafío común entre los adolescentes. Llamemos a esta adolescente María, ella quiere estudiar arte pero al compartir esta idea a sus padres, ellos se cierran rotundamente a esa elección ya que lo primero que piensan es que la carrera de arte no le va a proporcionar los medios necesarios para cubrir sus necesidades y que mejor se busque una carrera que le dé dinero (una aspiración capitalista por excelencia) ahora todo está gobernado por la productividad, que cantidad de dinero gano al hacer “x” cosa.

Parecería que ya no existe el hacer cosas simplemente por el gusto de querer hacerlas. Las emociones nos guían hacia donde necesitamos ir. Por ejemplo mientras escribo esto ya me estoy durmiendo pero quiero acabar con el objetivo de escribir 1000 palabras sobre esto y aunque no considero que el lograr ese objetivo me vaya a hacer feliz si pienso que me voy a sentir satisfecho de lograr hacerlo. La capacidad de ejercer poder en nosotros y en nuestro entorno es lo que nos hace experimentar felicidad (de nuevo esto no es una definición universal) esto es simplemente una definición que yo doy en relación a mi experiencia. Puede que sirva a algunos y a otros no les sirva.

Entonces volviendo a la pregunta inicial ¿cómo se puede ser feliz en medio del caos? Pues la respuesta sencilla es pudiendo ejercer control sobre lo que podemos controlar, ¡guau! nuevamente una tremenda idea, pues mi intención como dije al inicio es poder brindar cierta claridad sobre esta búsqueda que es parte de todo ser humano. El caos lo vivimos en mayor o menor medida. Cuando el caos es externo (guerra, desastre natural) se hace difícil el poder experimentar felicidad pero si vamos enfocándonos en lo que sí podemos controlar entonces es como si estuviéramos construyendo una pared de ladrillo, no es que mágicamente la pared de ladrillos se levanta, es que la hacemos ladrillo a ladrillo.

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